Las intolerancias a lactosa y gluten son los ejemplos más conocidos de este problema y afectan a nivel metabólico con una serie de procesos inflamatorios. 

También generan:

• Trastornos intestinales
• Problemas de piel
• Alteraciones neurológicas
• Problemas musculares y reumatológicos
• Sobrepeso

El mejor tratamiento es evitar la ingesta de estos alimentos ya que la presencia de ciertos alimentos en la dieta favorezca la puesta en marcha de determinados procesos inflamatorios.

Hay personas que, a veces, no responden a los tratamientos de adelgazamiento habituales como deberían pero han experimentado pérdida de peso cuando se le han aplicado unos cambios de hábitos con pautas basadas en su genética que nos marcan si hay alguna intolerancia. 

Al eliminar ese alimento, han obtenido buenos resultados.

Por eso eso es muy recomendable realizar un test genético si tenemos sospechas o síntomas de sufrir una intolerancia alimentária.